Vengo a descubrir que guardo una cicatriz profunda, tan fea que no la miro.
Se llama descuido y la evadí mucho tiempo. Años
Un dolorcito que no quise registrar, que elegí tomar como parte del asunto. Todos tenemos cosas y compensar con otras.
Pero ese dolorcito acumuló y acumuló y un día fue grande. Un señor dolor. Y ahí, en ese momento, se convirtió en cicatriz. Nunca más se borrará. Aprenderé a vivir con ella, podré disimularla con ropa o un tatuaje. O asumir que está ahí y que sea un recordatorio de cosas que no voy a permitir más. Ningun dolorcito, por chiquitito e insignificante debe ser naturalizado. Ninguno.
PD: el lado B del asunto es que me di cuenta que prefiero pasar por mala ante mi misma, ser la que rompió el vínculo, que por boba y débil por haber permitido cosas. Qué fuerte eso, no?
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