Si los colegios no fueran el camino a la bancarrota y nuestra situación incluyera por ejemplo, tener casa ( no te digo tener de tener con escrituras y todo, mi tener es un tener amplio, que puede ser un simple contratito de alquiler) me embarazaría ya. Pero ya.
Muchas, muchas ganas de andar de panza por ahí, y principalmente de acunar a mi crío.
Con dos cesáreas previas el próximo sería también el último y eso desde ahora me pone triste. Porque tenemos vocación de multitud, parece.
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