lunes, 9 de octubre de 2023

Escribo porque sí, no jodan!

 Lo que te pasa con los años, o por lo menos me pasó a mí, es que introspectas, sentis, dilucidas, pero entendés que poco puede importarle al resto de la humanidad lo que tengas para decir. 

Tal vez creo eso hoy, bajoneada por las hormonas menstruales, que si bien deben estar menguando pues 47, igual andan intensas y medio alocadas. 

Si miro todo lo que tuiteo y esto de volver por acá parecería lo contrario, que creo que tengo verdades reveladas (en general emergentes de esas largas pedaleadas toda ida por la interbalnearia). 

Hoy, sensible y más centrada y para adentro, vengo a escribir y pienso a quien carajos le importará algo que yo tenga para decir.

La respuesta es obvia. Probablemente a nadie. 

O sí, porque tantas veces reconocernos en los entreveros ajenos nos da un poco de consuelo, de sentirnos no tan solas en nuestros laberintos

Por eso comparto. Porque muchas veces me sirvió lo compartido ajeno. Las redes nos permiten charlas de mujeres con algunas que están distantes geográficamente, pero que compartimos idioma, cultura, dilemas, dudas. 

Hace poco le decía a una amiga: cómo no vamos a estar todas así, con esa sensación de ni idea, si nos rompieron todo el marco teórico? los mandatos que recibimos los hemos ido deconstruyendo y ahora nos queda toda esa incertidumbre junta, un despiste monumental y la certeza de que ya nada es cierto. Lo único que aprendí es que realmente no sé nada. (Perdón Sócrates y gracias por tanto) Y lo que es peor; que seguiré si saber nada de acá en más, permanentemente interpelada e incoherente, siempre en duda. Creciendo, bah