Este año pintó así, de ritmo raro, atemporal. No sabemos bien si es agosto o marzo, si hay clases o aún no arrancan, si esta es la forma de vida que queremos o es un espanto.
Todos los ciclos a los que fuimos adiestrados año tras año marcados por el colegio, la facultad, la tierra y sus paseos alrededor del sol, fueron trastocados y me tienen mareada en una calesita que no sabés si te divierte o te va a hacer vomitar. O un poco ambas cosas.
Año patas arriba este, o patas no sé hacia dónde. A veces quiero la máquina del tiempo para ver cómo nos deja (aunque casi siempre me imagino que quedamos como Mafalda una vez que la revolcó una ola).
ResponderEliminarvolvemos al blog??? daaaaale
EliminarVolvió la Uru!!!!
ResponderEliminarrecien veo esto (inserte corazoncito)
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